Embarazo adolescente
Todos los días, 20 000 niñas de menos de 18 años dan a luz en países en desarrollo. Esto equivale a 7,3 millones de partos cada año. Y si, además de los partos se incluyen todas las gestaciones, el número de embarazos en adolescentes es mucho mayor.
Cuando una niña queda embarazada, su vida puede cambiar radicalmente. Es posible que no termine la escuela y se desvanezcan sus perspectivas de trabajo. Se vuelve más vulnerable frente a la pobreza y la exclusión, y por lo regular se resiente su salud. Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte en niñas adolescentes.
El embarazo adolescente no suele ser el resultado de una decisión deliberada (estas niñas no suelen tener poder para tomar muchas decisiones que afectan sus vidas), sino más bien de la ausencia de opciones: es una consecuencia del acceso limitado o nulo a la escuela, a la información o a la atención médica.
El embarazo adolescente en Ecuador es un asunto que impacta directamente a jóvenes como nosotros. En nuestro país, hay un número considerable de adolescentes enfrentándose a embarazos no planeados, lo que puede afectar significativamente nuestras vidas. Entender la importancia de cuidar de nuestra salud sexual y aprender sobre métodos anticonceptivos es esencial para evitar situaciones no deseadas.
Una de las razones por las que esto ocurre es la falta de información sobre educación sexual. Aprender sobre nuestro cuerpo, cómo funciona y cómo prevenir embarazos es clave para tomar decisiones responsables. Necesitamos abogar por una educación que nos brinde las herramientas necesarias para cuidar de nosotros mismos y de nuestras parejas, y para tomar decisiones informadas sobre nuestra salud sexual.
La presión social también contribuye al problema. A veces, nos sentimos influenciados por expectativas culturales y sociales que pueden hacer difícil hablar abiertamente sobre la sexualidad. Es fundamental desafiar estos estigmas y crear un ambiente en el que podamos hablar libremente sobre nuestras preocupaciones y necesidades, sin sentirnos juzgados.
Además, tener acceso a servicios de salud reproductiva es crucial. Esto incluye poder obtener métodos anticonceptivos y recibir apoyo si estamos enfrentando un embarazo. Todos merecemos recibir atención médica sin prejuicios, independientemente de nuestras elecciones y circunstancias. Trabajando juntos, podemos derribar barreras, promover la educación sexual inclusiva y asegurarnos de que cada adolescente tenga acceso a los recursos necesarios para tomar decisiones informadas y saludables sobre su salud sexual y reproductiva.